Si nos seguís a Pablo y a mí, sabréis que esta es la tercera entrada de una serie que teníamos muchas ganas de hacer, ciudades con los 5 sentidos. Y es que tanto como nos gusta viajar también nos gusta hacerlo de una manera en la que sintamos a tope la ciudad.
Después de Buenos Aires y La Paz, le toca a una ciudad que me toca más de cerca. Hoy os quiero presentar mi ciudad, Santander, con los 5 sentidos. Os quiero llevar en un viaje sensorial que os despierte unas ganas locas de cogeros un coche, bus, tren, avión o barco para llegar a Cantabria y conocer Santander. Quiero que veáis lo que yo veo cuando voy, que se os pongan los pelos de punta con sus sonidos o que sintáis 1000 explosiones de sabor.
….estad atentos hasta el final, porque Santander también esconde mil historias tras su sexto sentido.
⚠️No te pierdas los artículos con lo mejor de Santander, con todas las cosas que puedes hacer allí o con Cantabria.
Tabla de Contenidos
1. Vista
Probablemente, la vista sea el sentido al que más le exigimos cuando nos vamos de viaje. Y es verdad que muchas veces lo que te entra por la vista es con lo primero que te quedas.
Tanto para mí como para mucha gente, Santander es mar. Cuando llego, busco como loca ver su bahía y ese cantábrico bravío que la abraza. Pero si hay algo que me gusta cuando me asomo a su maravillosa bahía es que en frente se ven las montañas.
Yo definiría Santander como una ciudad de contrastes.
2. Oído
Cuando con 18 años me fui de Santander para estudiar en otra ciudad, lo primero que me decían muchos es que cómo cantaba al hablar. A mí, que siempre me habían gustado los acentos y creía que los de Santander, más bien poco. Ahora resulta que cantábamos.
Pero no solo cantábamos, también decíamos que una cuesta era pindia, que necesitábamos unos nuevos espáis o que teníamos un sincio increíble de cocido.
Y sí, por supuesto, Santander también son sus olas.
3. Gusto
Como buena novia del mar, Santander sabe a sal. Sabe a una buena ración de rabas (sin limón, por favor), sabe a una buena lubina o dorada o a unos bocartes fritos.
Pero, también sabe a un buen cocido montañés en invierno y a uno de esos sobaos que se beben todo tu vaso de leche.
Una buena zona para saborear Santander, o al menos de las más famosas, es la calle Peña Herbosa.
4. Tacto
Es cierto, es muy difícil “tocar” una ciudad. El tacto es ese sentido del que nos solemos olvidar, y no nos damos cuenta de que es básico en nuestro día a día.
Para conocer el tacto de Santander hay que darle la mano a los pescadores. Notar su piel rugosa como las redes que tanto les acompañan.
Hay que sentir el viento frío en la cara, ese viento que te eriza el pelo. A mí me encanta ir a la Virgen del Mar los días nublados, los días de viento. También aquí podrás sentir la rugosidad de la arena o ver cómo después de un baño la piel se te llena de sal.
5. Olfato
Podemos volver a decir que huele a mar, a sal. Pero la verdad es que cuando la pienso, me huele a lluvia. Y me huele a todo lo que se mezcla con ella, sobre todo a hierba húmeda.
Os tengo que confesar que los olores que más me gustan son los de otoño y de invierno. Me encanta que las plazas huelan a churros y casi me gusta más cuando veo los “trenes” que desprenden olor a castañas.
El Sexto Sentido
Hay muchas ciudades que guardan entre sus calles secretos y leyendas, una de mis favoritas es Edimburgo, pero Santander no se queda corta. Hay lugares en Santander que poca gente conoce y que no salen en las guías.
¿Sabíais que en Santander se esconde uno de los pocos cementerios protestantes de España? ¿O que una de las mejores vistas de la ciudad se ve desde Peña Castillo, hogar de una sierpe de leyenda?
Santander con los 5 sentidos
Para nosotros lo mejor cuando viajamos es ir despacio, lento. Es mejor ver poco que mucho y lo poco sentirlo mucho.
¿Qué os ha parecido este Santander con los cinco sentidos? ¿Os han entrado ganas de probarla, de olerla? Cuando viajáis, ¿también intentáis fijaros en todo al máximo?

Fundadora de Aprendizaje Viajero y autora del blog de viajes. En él ofrecemos guías de países, recomendaciones de qué ver en distintos lugares del mundo y consejos prácticos para inspirarte.
Somos una pareja inquieta, con ganas de visitar, conocer, y aprender.
Ohhh la tierruca!!! Que ilu ver también estos posts =) no podía faltar uno así para empezar el año =p
Me ha gustado el enfoque de los 5 sentidos, eso sí yo añadiría también los helados de Regma xD
Y nada, espero que siga todo bien. Y ya que estoy por aquí, aprovecho para desearte un gran año cargadito de viajes para que sigas coleccionando montones de momentos.
Un besazo wapetona 😉
Hola, guapa!! Pues tienes razón! No hay nada mejor que recorrer Santander acompañada de un helado de avellana (mi favorito) del Regma jajaja Creo que dentro de poco le daré una vuelta al artículo 😉 Te deseo también un año estupendo cargado de mil cosas bonitas (y muchos viajes también jajaja) Un abrazo!!!